Valorarte consiste en dar valor a lo que ves de ti y a lo que sientes, sin esperar ver sentir algo diferente.
Antes de pensar en ser como otras personas, ¿has visto ya lo que aportas por ti mismo/a?, ¿lo valoras igual? Valorarte tal como eres es amarte.
La búsqueda de la verdad y la autocensura
Observa cuánto te censuras en lo que sientes en tu corazón, en cómo piensas y en tu visión profunda de la vida.
¿Buscas «la verdad»? Esto a veces se torna en auto-censura. Buscamos algo a lo que «agarrarnos» y, con ello, creamos límites a nuestra evolución y nuestras relaciones.
Quizá antes pensabas que A era lo bueno y después viste que lo era B. Y quizá eso haga que no te atrevas a pensar en algo nuevo por si luego «no es la verdad», una verdad que has defendido casi con tu vida.
Hay una verdad personal y una verdad universal, que es la suma de todas las verdades. Tu verdad personal evoluciona contigo.
Tu imagen
Hay muchas cosas que influyen en nuestra auto-imagen. Principalmente, lo que queremos que se vea de nosotros.
Muchas vienen de nuestras experiencias de la infancia cuando, tratando de hacer felices a nuestros padres y cumplir con sus expectativas, tomamos la adaptación como nuestra identidad.
Ser capaz de decir, con amor, con cariño: «lo siento, no soy la persona que esperabas», sin sentirnos culpables, perdonándonos a nosotros mismos hasta descubrir que no hay nada que perdonar, y aceptando que podemos no someternos a ningún modelo, es un gran paso.
Cada vez que tengas algún conflicto personal con alguien, alguna situación en la que no estés a gusto, pregúntate si estás tratando de ser… lo que sea, algo que no eres tú:
- Que no responde a cómo te comportarías si no tuvieras nada que perder
- Tratando de cumplir las expectativas de otros
- Tratando de ser la persona que «te gustaría ser»
- Tratando de no hacer daño
- Tratando de comportarte como crees que debes
- Justificando cómo eres o cómo actúas ante otro
- Tratando de no perder el afecto o la estima del otro…
En definitiva, ser lo que otros (o tú mismo/a) esperas y no lo que eres o sientes en realidad.
Párate, mira, acepta lo que ves y afronta el miedo a decirle a la otra persona quién eres y lo que sientes, sin juicio, sólo aceptando la Verdad y aceptando que puede que esa verdad no cumpla con sus expectativas, pero con la alegría de, por fin, hacerte caso a ti y amarte como eres.
Lo que se consigue con ello es Paz.
Elige una situación actual en la que sientas alguna tensión o inquietud. ¿Estás actuando de una manera determinada por no defraudar a alguien o por mantener una imagen de ti que es la que te gustaría que los demás vieran?
Los listones y la perfección
Otra forma de «defraudar a la gente» es cuando alguien ya se ha hecho una idea de ti, no sólo de lo que deberías ser, sino de lo que previamente creían haber visto o lo que tú crees que han visto en ti, de lo «bueno» o «buena» que eres en algo, y quieres mantenerla, mantener esa visión de ti, esa estima, y evitar que se produzcan cambios en los comportamientos de los demás por ver que no eres siempre lo que esperan, o lo que tú crees que piensan de ti.
El miedo a perder las recompensas que trae una buena estima de los demás suplanta a la autoestima propia, que siempre se está midiendo por esas recompensas.
Pero hay una recompensa mayor cuando soltamos estas expectativas sobre nosotros.
Perder la oportunidad
Otras veces, modificamos nuestro comportamiento por no perder una oportunidad que tenemos a nuestro alcance.
Realmente, no sabemos, a priori, qué camino es mejor para nosotros, si conseguir esa oportunidad o no hacerlo.
Cambiar nuestro comportamiento y mostrar algo que no somos o que no podremos cumplir por no perder una oportunidad, a la larga, genera más conflictos.
Avanzar, resolver, tomar decisiones… si se relacionan con los demás y ellos no quieren aceptar las propuestas que les ofrecemos, dejar a un lado el miedo a no conseguir lo esperado y hacer lo que consideremos más equilibrado para la situación global y dejemos que siga su curso. La Verdad siempre es la mejor opción, y puede que al principio no veamos dónde nos lleva el camino, pero siempre será el mejor si no lo enredamos.
Ponerte de tu parte
Todas las situaciones planteadas tienen en común que no mostramos quienes realmente somos o lo que sentimos por miedo a las reaccines de los demás.
Estamos más «de parte de» los demás que de la nuestra. Ponemos sus criterios por encima de los nuestros y vamos perdiendo nuestra libertad.
La mejora de la autoestima tiene como objetivo aprender a valorar lo que aportamos a nuestra vida y a los demás, sea lo que sea y, para ello, es importante dejar de valorarnos en función de lo que los demás esperan de nosotros. Ellos no van a vivir nuestra vida, ni nosotros la suya. Si nosotros no nos valoramos, ¿quién va a hacerlo?
Las consecuencias de valorarte
Al final, resulta que las consecuencias de valorarte son conseguir más de aquello que realmente deseas y amas 🙂